Orgullo de San Agustín, orgullo venezolano
El Grupo Madera nace en el año 1977, y viene a ser una síntesis de todo lo que hasta ese momento había ocurrido, en lo social, cultural y musical en la Parroquia San Agustín del Sur.
El Grupo Madera nace en el año 1977, y viene a ser una síntesis de todo lo que hasta ese momento había ocurrido, en lo social, cultural y musical en la Parroquia San Agustín del Sur.
Cuantos encuentros tuvieron
que producirse entre aquel músico inquieto, alegre y soñador llamado
Juan Ramón Castro y sus amigos del barrio Marín de la Parroquia San
Agustín del Sur, esos compañeros de toques y bohemias, para, entre
todos darle forma a una idea que desde hacia rato ocupaba su mente.
Había que encontrar una manera de recoger toda la experiencia musical
de la parroquia y difundirla. Eran el canto, la música y el baile,
materias fundamentales en cualquier expresión cotidiana, más aún cuando
cada uno de ellos: Ricardo Quintero, Jesús “Chu” Quintero, Felipe
Rengifo “Mandingo” y Carlos Daniel Palacios registraban en su haber la
participación en un grupo, bien haya sido de gaitas o de aguinaldos, de
zamba, de rock, de salsa o por lo mínimo haber sido serenatero. Como
manifestar el resultado de esas “descargas callejeras”, reuniones
obligadas el 1º de Enero de cada año, donde todos tenían posibilidades
de cantar, tocar y bailar. Y que decir del ingrediente migratorio
arraigado por muchos años en la parroquia. Personas llegadas de
barlovento y del oriente del país con sus cargas de costumbres y
tradiciones. Tal cual se trataban de diversas formas trasladadas del
medio rural al urbano. De igual manera fue el alto índice de población
procedente de Colombia y Trinidad, hoy incluso comienza a percibirse
una marcada presencia de nigerianos. En esencia el objetivo consistía
en recopilar y difundir las danzas, canciones, poesías y todos aquellos
elementos que a través de décadas se habían acumulado en años de
tradición musical en el barrio.
Al fin, cuando se logra
concretar la idea, en forma entusiasta pero muy celosamente se fue
extendiendo la convocatoria hacia aquellos que cumplían con un perfil
para participar como integrantes. Es así como el grupo queda integrado
por Juan Ramón Castro, Felipe Rengifo, Jesús “Chu” Quintero, Farides
Mijares, Ricardo Quintero, Héctor Romero, Carlos Daniel Palacios, Lesvy
Hernández, Ángel Silvera, Luís Orta, Alfredo Sanoja, Ricardo Orta,
Miriam Orta, Nelly Ramos, Alejandrina Ramos, Nilda Ramos, Tibisay
Ramos, grupo al que luego se sumo Marcela Hernández, Cecilia Becerrit,
Mirna Isturiz y José Rivero. También participaron como colaboradores en
el inicio, Eva Francia Martínez y Aleida Hernández.
Se da inicio al trabajo bajo un concepto
empírico, la guataca individual fue el mejor aporte para comenzar. Se
prepara un montaje el cual recoge buena parte de la tradición cultural
del barrio Marín, con miras a lo que pudiera ser un trabajo científico.
El Grupo esta listo y preparado; “Cantándole a todo el pueblo sin
importar su color. Si eres blanco, si eres negro y sientes ese clamor,
sólo has de vibrar ahora y compartir su dolor. Y también sus alegrías
al fuerte son del tambor”. Todo estaba listo “al pie de la conga y el
bongo te traigo de mi barrio la expresión”, pregonó más adelante
Ricardo Quintero.
Y que nombre se pondría al grupo, la tarea
estaba fácil. Había una espinita por allí pendiente que Juan Ramón
debía sacarse. Que mejor manera de decirle a un reconocido director de
orquesta de la época, quien se dio a la tarea de subestimar el trabajo
de los músicos de la parroquia que “San Agustín si tiene MADERA” y
razón por la que Ricardo Quintero se plantó para inspirarse y entonar:
“Canto para que la gente sepa lo que siento, canto para que la vida
tenga una razón, quiero dar un buen ejemplo a todo el que canta, nada
puede impedirme dejar de cantar. Canto también al que canta a sin fin
de cosas, la realidad de este mundo tienes que expresar, el canto debe
ser arma de usar en la lucha, porque su canto lo escucha el que va a
luchar. Cántale al pueblo sin odio y sin falsedades, llévale con tus
cantares toda la verdad, dile que todos podremos lograr una vida de fe e
igualdad y pensar en el mañana por la victoria final”. Con ello la
respuesta estuvo dada. Primero se pensó en el nombre, como respuesta
artística y luego el adjetivo en sí mismo se convertiría en el
recordatorio recurrente de tal cualidad para hacer referencia a las
aptitudes y actitudes de sus integrantes. Fue el ya fallecido
Filarberto Guzmán “Fili” (artista plástico y escritor) quien la
colocación de “Folklórica y Experimental”, por consideración a las
formas como se desarrollaba el proceso de creación y producción.
Ya el reto estaba
planteado, lo sucesivo requería enriquecer la propuesta, afianzar la
investigación. Ensamblar la guataca con los antecedentes y soportes
teórico-prácticos de las expresiones culturales en las que se basaba el
trabajo artístico. No en vano llegó a señalar Alejandrina Ramos para
describir al grupo Folklórica y Experimental “Madera”, que él “…era un
intento de actuar y representar los valores del pueblo, sus creencias,
en una forma tal que llegue a todos los rincones de la población”. Más
claro no pudo interpretarlo Ricardo Quintero en el tema “Canción con
todos”: “el llamado lo hago con Madera a los barrios, ghettos y
favelas”. Por lo tanto, el mensaje debía ser original y bien
fundamentado.
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